lunes, 30 de noviembre de 2009

Comprensión de lectura


Lectura 1º Año Básico
El patito feo




La mama pata va a tener patitos. Todos loa animales de la granja van a felicitarla.

Los huevos comenzaron a moverse y se fueron rompiendo uno a uno. Cada vez que se rompía un huevo, salía un lindo polluelo diciendo:

- ¡Mama, mama!

Mama pata noto que algo raro ocurría: el huevo más gordo y oscuro no se rompía.

- ¡A este flojo, tendré que ayudarlo! –dijo la mama. Le pego un pequeño picotazo

y el huevo se rompió. ¡Pero que sorpresa! El polluelo era diferente a los demás: grande, feo y oscuro.

-¿Cómo es posible que haya tenido un hijo tan feo?- decía mama pata.

Todos los animales de la granja comenzaron a murmurar loo feo que era el hijo

de la señora pata. El pavo al verlo; le dio un tremendo picotazo, y la mama pata, muy enojada le dijo: ¡Deja tranquilo a mi hijo!

El patito feo estaba muy triste porque nadie lo quería, le daban picotazos y no lo dejaban comer.

-¿Por qué será tan feo? ¡Todos se ríen de mi!. ¡P ero esto se acabo! Si nadie me quiere, me voy a ir de aquí para siempre.

El patito feo se fue, y después de mucha aventuras llego a un lago silvestre.

- De aquí no me moveré.

Llego el invierno y el patito se refugio entre los matorrales para protegerse del frío. Paso el tiempo, y llegó le primavera. Al salir de su refugio vio que todo había cambiado. Todo estaba lleno de plantas hermosas y flores. Caminó hacia el lago y vio a tres hermosos cisnes nadando.

- ¡Qué bellos son! – decía.

Se metió tímidamente al agua, y nado. Vio que los cisnes se acercaban a él, cerró los ojos y espero a ser atacado. Sin embargo, cuando no paso nada, abrió los ojos, y al ver su reflejo en el agua, descubrió que ya no era un patito feo, sino un hermoso cisne, tan bello como los que lo rodeaban.

Uno se los cisnes exclamó:

-¡Miren, tenemos un nuevo compañero!

Todos lo saludaron alegremente. ¡Había encontrado a sus verdaderos hermanos y, por fin fue feliz!



(Hans Christian Andersen)



• ¿Por qué los demás animales no querían al patito? ¿Eran tolerantes?



• ¿Qué le paso al patito durante el invierno?



• ¿Crees que las personas valen por su apariencia física? ¿Por qué?



• ¿Qué te enseña este cuento?




Don Lolo

Lectura 2º Año Basico




Esa tarde don Lolo estaba por cerrar su almacén, cuando escucho un ruido extraño tras el saco de lentejas. Al principio creyó que era el perro del vendedor de diarios, que siempre andaba buscando cosas para comer, pero cuando vio una cabecita morena que se escondía, exclamó, enojado.

- ¡A ver, a ver, muchacho…! ¡Sal de ahí!

El saco de lentejas se movió y… ¡cataplum!, el suelo quedó sembrado de puntitos de color café. Un niño de unos doce años, colorado como un tomate, tartamudeó:

- Perdón.. no me di cuenta -. Y a gatas comenzó a recoger las lentejas.

- ¿Qué hacías ahí, escondido? ¿Se puede saber? -. El almacenero miraba furioso sus mejores lentejas derramadas, pero se arrodillo también para ayudarle.

- Es que, ahora que estoy de vacaciones, ando en busca de trabajo- respondió el niño. Sus ojos negros lo miraron, asustado.

- ¿Busca trabajo? ¿Qué manera de buscar trabajo es esta?

Don Lolo no entendía nada, y se sentó en el suelo, mas enojado todavía.

- entonces ¿es verdad lo que dice la gente de usted? – dijo el niño.

- ¿Que dice la gente?

- que usted es malgenio y enojón – dijo el niño, muy serio.

- y si soy mal genio y enojón, como dicen todos ¿para que vienes a buscar trabajo aquí?

El almacenero estaba sorprendido, y dejó caer un puñado de lentejas.

El niño se quedó en silencio.

- ¡Contesta! – insistió don Lolo.

Miraba fijamente a ese niño que se atrevía a decirle malgenio y enojón sin pestañear siquiera. ¡Nunca nadie se había atrevido a semejante insolencia!

- Lo que pasa es que… es que… ¡Yo esperaba a que usted sonriera! – dijo por fin el niño.

- Un momento, un momento… ¿Tú crees que yo soy un payaso y me río solo, sin motivo? ¿También dicen eso, que me río solo? -. Don Lolo lo miró amenazador.

- ¡No, no, señor! Solo que yo… siempre he pensado que la gente que tiene tantas, tantas cosas – Con una mano mostró el arroz, los tallarines, las conservas, los chocolates -, en algún momento tiene que sonreír. Y yo pensé que el mejor momento para pedirle trabajo, sería cuando estuviera contento. ¡Pero usted no sonrío en todo el día! Y ahora yo lo hice enojar más…

Don Lolo quedó con la boca abierta. Quiso decir algo, pero se arrepintió; los dos estaban en silencio.

Al fin, el almacenero se levantó. Sacudió sus pantalones, y aparentando naturalidad, acarició la cabeza del niño. Y le dijo:

- Bueno, bueno, ya es tarde y tengo que cerrar. ¡Ah! te espero mañana a las ocho en punto. Si quieres conservar tu trabajo como ayudante mío, te recomiendo mucha puntualidad.

Por primera vez en mucho tiempo, sonrío ¡y se sintió muy bien!



(Ana María Güiraldes)



• ¿En qué trabajaba don Lolo?

• ¿Dónde estaba escondido el niño?

• ¿Cómo reaccionó don Lolo cuando vio al niño?

• ¿Qué le pidió el niño a don Lolo?

• ¿Cómo era el almacenero?

• ¿Qué debía hacer el niño para que resulte bien su trabajo?

• Imagina que tú eres vendedor o vendedora ¿Qué te gustaría vender?

 
 
 


El cocodrilo bondadoso



En un enorme bosque lleno de árboles, ríos y pantanos vivían Doris, Arturo y Tomas.

Todas las mañanas debían levantarse muy temprano, pues para ir al colegio era necesario cruzar un ancho río. Quien los transportaba por las aguas, era su amigo el cocodrilo Lucas.

Lucas siempre estaba durmiendo y roncando; le encantaba descansar.

- Despierta Lucas – decía Doris, la ratoncita.

- Tenemos que ir al colegio – gritaba Arturo el sapo.

- Apúrate – chillaba el pato Tomas.

- ¿Otra vez? – decía Lucas - ¡Todos los días lo mismo!

Lucas nunca se enojaba; ronroneando se despertaba y cruzaba a sus tres amigos.

Pero estos le gritaban y lo trataban muy mal.

- ¡Derecho Lucas, no te desvíes! – decía Doris.

- ¡No te muevas tanto, que me caigo! – gritaba Arturo.

- ¡Más rápido! – chillaba Tomas.

Lucas, siempre callado, no decía nada; los cruzaba por las mañanas y luego volvía a dormirse hasta la tarde. A esa hora los llevaba de vuelta a la otra orilla.

- ¡Más rápido!

- ¡Apúrate, tenemos hambre!

- ¡No nos mojes lo libros!

Hasta que un día, los tres animalitos llamaron y llamaron a Lucas, pero este no aparecía.

- ¡Lucas!

- ¡Lucas!

- ¡Lucas! ¿Donde estas?

Al no oírlo roncar, lo empezaron a buscar entre las plantas, cerca de los troncos, por todas partes. Sin embargo, no aparecía.

Muy enojados, pues llegarían tarde a clases, seguían llamándolo a gritos.

Entonces Lucas paso nadando sin detenerse, solo les dijo que había decidido tomar vacaciones de cocodrilos, pues estaba cansado de que le gritaran. Ni él sabia cuanto duraría el descanso.

- ¿Qué haremos? – murmuraron los tres a coro.

Muy preocupados, encontraron una solución.

Conseguirían cuatro tortugas, las pondrías a lo ancho del río y pisando una y otra llegarían al otro lado.

Así Doris, Arturo y Tomas se disponían a saltar.

- ¡Uno!

- ¡Dos!

- ¡Y…!

¡Plaff! ¡Se cayeron!

La cuarta tortuga se había dedicado a bucear.

- ¡No sirve, estamos todos mojados! – gritaron los tres, furiosos.

Hasta que Arturo, el sapo, decidió llevarlos sobre su lomo.

Así, subidos sobre el sapo empezaron a cruzar.

- ¡Más a la derecha! – decía Doris

- ¡Cuidado con la rama! – chillaba Tomás.

- ¡No te muevas! – gritaban a coro.

Arturo, entonces, se cansó, pensó en su amigo Lucas y luego dio un gran salto, a causa del cual sus amigos cayeron de boca al agua.

Cuando trataban de nadar, sintieron algo debajo del agua.

¡Era Lucas! ¡Qué alegría! Lucas entonces los llevó a pasear.

- ¡Qué bien lo haces! – decía Doris.

- ¡Navegas muy bien! – gritaba Arturo.

- ¡Me encanta como nada Lucas! – exclamaba Tomás.

Desde ese día, Lucas trabajó y tuvo vacaciones igual que sus amigos, a quienes ayudaba feliz para que fueran a estudiar.



(Adaptación de Luz Pacheco)



Encierra en un círculo las palabras de cada oración que no correspondan con el sentido del cuento



• Doris, Arturo y Tomas debían cruzar la calle.

• El cuento ocurre en una playa.

• Doris, Arturo y Lucas iban al colegio.

• Lucas ronroneaba, se enojaba y cruzaba a sus tres amigos.

• El cocodrilo pasó sin detenerse, porque había decidido tomar té.

• Arturo, el sapo, decidió llevar a los otros dos en un bote.

• Entonces, Lucas trabajo y tuvo vacaciones igual que sus hermanos.





La bruja Mon

Lectura 3º Año Básico


La bruja Mon estaba rabiosa. Llevaba toda la tarde portándose bien. ¡Ya no podía resistirlo mas!. Necesitaba urgentemente molestar a alguien.

Pensó: Si pasara una niña por aquí, la convertiría en una tortuga. Y miró a lo lejos por el camino del puente, a ver si venia alguna niña. No venia ninguna.

La bruja Mon volvió a pensar: Si pasara un niño por aquí, lo convertiría en un elefante. Y miro a lo lejos, por el camino de la montaña, a ver si venía algún niño. No venia ninguno.

La bruja Mon exclamó:

-¡Qué rabia!

Y siguió caminado y pateando piedra. Cuando llego a la montaña, diviso la boca de una cueva.

- ¡Mira que bien!- se dijo- . Ahí adentro habrá murciélagos. Los convertiré en ballenas y así no habré perdido la tarde.

Se asomo a la cueva y vio las rocas húmedas, el techo altísimo y un túnel oscuro y sin final: pero no encontró ni un solo murciélago.

-¡Que raro!- comento la bruja-. En las cuevas siempre hay murciélagos.

-¡Murciélagos! – repitió una voz.

- Eso es lo que estoy buscando- contestó la bruja distraída-, pero no hay un uno.

-¡Ni uno! – afirmó la voz.

- Es lo que acabo de decir – dijo la bruja, un poco molesta.

-¡Es lo que acabo de decir! – dijo la voz.

La bruja Mon se puso de mal humor.

-¡Yo le dije primero!- grito.

-¡Yo redije primero!- asintió la voz.

La bruja Mon miró hasta el fondo de la cueva para ver quien hablaba; y por mas que miró y remiró no vio a nadie.

-¿Dónde te escondes? – pregunto.

-¿Dónde te escondes? – pregunto la voz.

-¡Yo no me escondo! – protestó la bruja.

-¡Yo no me escondo! – protesto la voz.

Era una voz antipática y chillona. Y a la bruja Mon le parecía conocida, como si fuera de alguien de la familia. ¿De quien podía ser?

- Me da igual. – gruño la bruja -. Sea quien sea, lo voy a convertir en un pez.

Y añadió en voz alta.

-¡Sal si te atreves!

-¡Sal si te atreves! – repitió la voz.

Y la bruja Mon tuvo la sensación de que se estaba riendo de ella.

-¡Me estas haciendo burla!

-¡Haciendo burla! – aseguro la voz.

La bruja Mon se puso tan furiosa que comenzó a darse cabezazos contra las rocas

-¡Voy a convertirte en un pez tonto! – rugió.

Y la voz sin acobardarse, le devolvió la amenaza.

-¡Voy a convertirte en un pez tonto!

-¿A mi? – dijo la bruja Mon -. ¡Jamás¡

Agito su polvorienta varita y dijo rápidamente las palabras secretas:



“Tufa, contusa, tracalatufa.

Chiris, chirabo, chiridinabo.

Mala, malico, maladarico.

Por una vez,

Que salga un pez”



¿Vas a creer lo que sucedió? La voz repitió exactamente las palabras secretas, sin olvidar ninguna. Y la bruja Mon, por arte de magia, se convirtió en un pez.

El otro día la vio dentro de una pecera. ¡Y estaba roja de rabia!

(Pilar Mateos)



• ¿Cómo estaba la bruja?

emocionada – enojada – asustada.



• ¿Qué quería la bruja?

viajar con su escoba – comer murciélagos – molestar a alguien.

• La pretendía convertí a una serie de personajes en animales.


Completa



Personaje Animal

Una niña

Un niño

Un murciélago

El dueño de la voz


• Explica por que se convirtió la bruja en pez.



• Explica por medio de dibujos el cuento que acabas de leer.






Yo así no juego más.

Lectura 4º Año Básico









Si el juego es una carrera

Y solo gana el que llega,

Yo así no juego más.



Si por ganar no importa

que tu te quedes sin torta,

yo así no juego más.



Si el juego es una pelea

y solo gana el pega,

yo así no juego más.



Si estas jugando conmigo

y por ganar te lastimo,

yo así no juego más.



Yo sólo quiero jugar

porque me gusta encontrar

la risa que se perdió.



Yo sólo quiero jugar

porque es la mejor forma

de dejar pasar el sol.



¡No me quieran enseñar

como se debe jugar

que al juego lo invente yo!

• ¿Qué actitudes de tus amigos o amigas te molestan cuando están jugando? ¿Por qué?



• ¿Cuáles son algunas de tus actitudes que pueden molestar a tus amigos o amigas cuando tú juegas con ellos? Descríbelas



• ¿Cómo deberían ser los juegos, según tu opinión?



• Inventa un juego en el que todos sean ganadores.
• La pretendía convertí a una serie de personajes en animales.

Yo así no juego más.




Si el juego es una carrera

Y solo gana el que llega,

Yo así no juego más.



Si por ganar no importa

que tu te quedes sin torta,

yo así no juego más.



Si el juego es una pelea

y solo gana el pega,

yo así no juego más.



Si estas jugando conmigo

y por ganar te lastimo,

yo así no juego más.



Yo sólo quiero jugar

porque me gusta encontrar

la risa que se perdió.



Yo sólo quiero jugar

porque es la mejor forma

de dejar pasar el sol.



¡No me quieran enseñar

como se debe jugar

que al juego lo invente yo!



• ¿Qué actitudes de tus amigos o amigas te molestan cuando están jugando? ¿Por qué?



• ¿Cuáles son algunas de tus actitudes que pueden molestar a tus amigos o amigas cuando tú juegas con ellos? Descríbelas



• ¿Cómo deberían ser los juegos, según tu opinión?



• Inventa un juego en el que todos sean ganadores..

¿Qué es leer?


"Se entiende por lectura la capacidad de entender un texto escrito" (Adam y Starr, 1982).


Leer es un proceso de interacción entre el lector y el texto, proceso mediante el cual el primero intenta satisfacer los objetivos que guían su lectura.

Leer es entrar en comunicación con los grandes pensadores de todos los tiempos. Leer es antes que nada, establecer un diálogo con el autor, comprender sus pensamientos, descubrir sus propósitos, hacerle preguntas y tratar de hallar las respuestas en el texto.

Leer es también relacionar, criticar o superar las ideas expresadas; no implica, aceptar tácitamente cualquier proposición, pero exige del que va a criticar u ofrecer otra alternativa, una comprensión cabal de lo que está valorando o cuestionando.

La eficacia de la lectura depende de que estos dos aspectos estén suficientemente desarrollados.

Esto tiene unas consecuencias:

- El lector activo es el que procesa y examina el texto

- Objetivos que guíen la lectura: evadirse, informarse, trabajo...

- Interpretación de lo que se lee (el significado del texto se construye por parte del lector)

Cuando hemos pasado por el proceso de lectura y ya hemos entendido o por lo menos sabemos lo que es leer pasamos luego a la comprensión del tema leído dando paso entonces a:

La comprensión lectora

La comprensión tal, y como se concibe actualmente, es un proceso a través del cual el lector elabora un significado en su interacción con el texto ( Anderson y Pearson, 1984).

La comprensión a la que el lector llega durante la lectura se deriva de sus experiencias acumuladas, experiencias que entran en juego a medida que decodifica las palabras, frases, párrafos e ideas del autor.

La interacción entre el lector y el texto es el fundamento de la comprensión. En este proceso de comprender, el lector relaciona la información que el autor le presenta con la información almacenada en su mente; este proceso de relacionar la información nueva con la antigua es, el proceso de la comprensión.

"Decir que uno ha comprendido un texto, equivale a afirmar que ha encontrado un cobijo mental, un hogar, para la información contenida en el texto, o bien que ha transformado un hogar mental previamente configurado para acomodarlo a la nueva información.

La comprensión es el proceso de elaborar el significado por la vía de aprender las ideas relevantes del texto y relacionarlas con las ideas que ya se tienen: es el proceso a través del cual el lector interactúa con el texto. Sin importar la longitud o brevedad del párrafo, el proceso se da siempre de la misma forma.

En definitiva, leer, más que un simple acto mecánico de descifrado de signos gráficos, es por encima de todo un acto de razonamiento, ya que de lo que se trata es de saber guiar una serie de razonamientos hacia la construcción de una interpretación del mensaje escrito a partir de la información que proporcionen el texto y los conocimientos del lector, y, a la vez, iniciar otra serie de razonamientos para controlar el progreso de esa interpretación de tal forma que se puedan detectar las posibles incomprensiones producidas durante la lectura.

Se llevaron a cabo múltiples investigaciones referentes a este tema, y puede destacarse la del autor Hall (1989), el cual sintetiza en cuatro puntos lo fundamental de éste área:

- La lectura eficiente es una tarea compleja que depende de procesos perceptivos, cognitivos y lingüísticos.

La lectura es un proceso interactivo que no avanza en una secuencia estricta desde las unidades perceptivas básicas hasta la interpretación global de un texto, sino que el lector experto deduce información de manera simultánea de varios niveles distintos, integrando a la vez información grafofónica, morfémica, semántica, sintáctica, pragmática, esquemática e interpretativa.

- El sistema humano de procesamiento de la información es una fuerza poderosa, aunque limitada, que determina nuestra capacidad de procesamiento textual.

La lectura es estratégica. El lector eficiente actúa deliberadamente y supervisa constantemente su propia comprensión. Está alerta a las interrupciones de la comprensión, es selectivo en dirigir su atención a los distintos aspectos del texto y precisa progresivamente su Interpretación textual.


jueves, 12 de noviembre de 2009

Tú también puedes



Un gran ejemplo de superación y lucha por sus ideales...
No hay que darse por vencido fácilmente.

El joven Demóstenes soñaba con ser un gran orador,
sin embargo este propósito parecía una locura desde
todo punto de vista.

Su trabajo era humilde, y de extenuantes horas a
la intemperie.

No tenía el dinero para pagar a sus maestros,
ni ningún tipo de conocimientos.

Además tenía otra gran limitación: Era tartamudo.

Demóstenes sabía que la persistencia y la
tenacidad hacen milagros y, cultivando estas
virtudes, pudo asistir a los discursos de los
oradores y filósofos más prominentes de la época.
Hasta tuvo la oportunidad de ver al mismísimo Platón
exponer sus teorías.

Ansioso por empezar, no perdió tiempo en preparar
su primer discurso.

Su entusiasmo duro poco: La presentación fue un desastre.

A la tercera frase fue
interrumpido por los gritos de protesta de la audiencia:

- ¿Para qué nos repite diez veces la misma frase?
-dijo un hombre seguido de las carcajadas del público.

- ¡Hable más alto! -exclamó otro-. No se escucha,
¡ponga el aire en sus pulmones y no en su cerebro!

Las burlas acentuaron el nerviosismo y el tartamudeo
de Demóstenes, quien se retiró entre los abucheos sin
siquiera terminar su discurso.

Cualquier otra persona hubiera olvidado sus sueños
para siempre. Fueron muchos los que le aconsejaron -y
muchos otros los que lo humillaron- para que desistiera
de tan absurdo propósito.

En vez de sentirse desanimado, Demóstenes tomaba esas
afirmaciones como un desafió, como un juego que él
quería ganar.

Usaba la frustración para agrandarse, para llenarse
de fuerza, para mirar más lejos. Sabía que los premios
de la vida eran para quienes tenían la paciencia y
persistencia de saber crecer.

- Tengo que trabajar en mi estilo.- se decía a sí
mismo.
Así fue que se embarcó en la aventura de hacer todo
lo necesario para superar las adversas circunstancias
que lo rodeaban.

Se afeitó la cabeza, para así resistir la tentación
de salir a las calles. De este modo, día a día, se aislaba
hasta el amanecer practicando.

En los atardeceres corría por las playas, gritándole
al sol con todas sus fuerzas, para así ejercitar sus
pulmones.

Más entrada la noche, se llenaba la boca con piedras
y se ponía un cuchillo afilado entre los dientes para
forzarse a hablar sin tartamudear.

Al regresar a la casa se paraba durante horas frente
a un espejo para mejorar su postura y sus gestos.

Así pasaron meses y años, antes de que de que
reapareciera de nuevo ante la asamblea defendiendo con
éxito a un fabricante de lámparas, a quien sus ingratos
hijos le querían arrebatar su patrimonio.

En esta ocasión la seguridad, la elocuencia y la
sabiduría de Demóstenes fue ovacionada por el público
hasta el cansancio.

Demóstenes fue posteriormente elegido como embajador de
la ciudad.

Su persistencia convirtió las piedras del camino en las
rocas sobre las cuales levantó sus sueños.

Tú sabes: cuando realmente has sido
persistente y has mantenido tu compromiso,
muchas veces en tu vida, has convertido
en posible lo imposible. Nunca lo olvides.

Espero les haya gustado.

martes, 10 de noviembre de 2009

Einstein contra el ateismo arrogante


El genial físico y matemático reconocía su fascinación por "la figura luminosa del Nazareno" y criticaba el fanatismo de ciertos ateos.
Que muchos hombres inteligentes hayan militado a favor o en contra del deísmo puede hacer pensar en nuestra capacidad de buscar la verdad usando la inteligencia.
“¿Si el cristianismo es tan razonable por qué Celso, Plotino, Hobbes, Maquiavelo, Voltaire, Rousseau, Goethe, Melville, Jefferson, Shaw, Russell, Franklin, Sartre, Camus, Nietzsche, Marx, Freud y Skinner lo rechazaron?”, pregunta el Handbook of Christian Apologetics de Peter Kreeft y Ronald K. Tacelli.

Dejando aparte que parece que Voltaire sí murió católico y reconciliado y que Camus en sus últimos años redescubrió la fe cristiana, una respuesta rápida ---aunque un poco anglocéntrica--- puede ser que “el listado de no creyentes es fácil de superar con Pablo, Juan, Agustín, Tomás de Aquino, Anselmo, Buenaventura, Scoto, Lutero, Calvino, Descartes, Pascal, Leibniz, Berkeley, Galileo, Copérnico, Kepler, Newton, Newman, Lincoln, Pasteur, Kierkegaard, Shakespeare, Dante, Chesterton, Lewis, Solzhenitsin, Tolstoy, Dostoyevsky, Tolkien, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, T.S. Eliot, Dickens, Milton, Spenser y Bach, por no mencionar un tal Jesús de Nazaret”.
Y continúa el manual de Kreeft y Tacelli:
“las mentes brillantes a menudo rechazan el cristianismo porque no quieren que sea verdad, porque no está de moda o simplemente porque el cristianismo pide obediencia, arrepentimiento y humildad”.

Einstein y los ateos

Es curioso que en ninguna de estas listas de mentes brillantes salga el genial físico y matemático Albert Einstein. Y es que Einstein era deísta. Creía en un Dios que daba orden y armonía al Universo. Siempre rechazó ser ateo, incluso rechazó ser panteísta. Dios no estaba en el Universo, sino detrás del Universo. Sin embargo nunca aceptó que fuese un Ser Personal. Y mucho menos que interviniese alterando las leyes naturales. Einstein no creía que Dios tuviese libre voluntad, pero es que tampoco creía que los hombres la tuviesen.


En EE.UU. se publicó una biografía de Einstein a cargo de Walter Isaacson.
“A lo largo de su vida, Einstein fue constante al rechazar la acusación de ser ateo. ‘Hay gente que dice que no hay Dios, pero lo que realmente me enfada es que me citan para apoyar su punto de vista’, dijo a un amigo.
Al contrario que Sigmund Freud o Bertrand Russell o George Bernard Shaw, Einstein nunca sintió la necesidad de denigrar a los que creían en Dios. Al contrario, tendía a denigrar a los ateos: ‘lo que me separa de la mayoría de esos que se llaman ateos es un sentimiento de radical humildad hacia los secretos inalcanzables de la armonía del cosmos’, explicaba.
‘Los ateos fanáticos’, escribió en una carta, ‘son como esclavos que aún sienten el peso de las cadenas que arrojaron tras un duro esfuerzo. Son criaturas que en su pleito contra la religión tradicional como opio de las masas, no pueden escuchar la música de las esferas”.

Otra de las cosas que distinguen a Einstein de los ateos modernos y groseros es que reconoce los logros históricos de la Iglesia, especialmente los que vivió en carne propia. Así, el 23 de diciembre de 1940 declaraba en la revista “Time” sobre la facilidad con que Alemania adoptó la cultura nazi:
"Cuando tuvo lugar la revolución en Alemania, miré con confianza a las universidades, pues sabía que siempre se habían enorgullecido de su devoción por la causa de la verdad. Pero las universidades fueron amordazadas. Entonces confié en los grandes editores de los diarios que proclamaban su amor por la libertad. Pero, al igual que las universidades, también ellos tuvieron que callar, sofocados en pocas semanas. Sólo la Iglesia permaneció firme, en pie, para cerrar el camino a las campañas de Hitler que pretendían suprimir la verdad. Antes nunca había experimentado un interés particular por la Iglesia, pero ahora siento por ella un gran afecto y admiración, porque la Iglesia fue la única que tuvo la valentía y la constancia para defender la verdad intelectual de la libertad moral."



La juventud del genio

Einstein nació en una familia judía sin fe ni práctica religiosa. El único pariente que iba a la sinagoga era agnóstico y decía al joven Albert que acudía porque “nunca se sabe”.

A los 6 años, sus padres metieron al niño en una gran escuela católica. Era el único judío entre los 70 alumnos de su clase. Como todos ellos, hizo la asignatura de religión católica y según Walter Isaacson la disfrutó.
Un poco antes de los 10 el joven Albert decidió ser un judío devoto en oposición a sus padres: no comer cerdo, mantener el Sabbath, la pureza kosher, incluso componía sus propios himnos y los cantaba camino del colegio.

A los 10 años, un estudiante de medicina de 21 años llamado Max Talmud que cada semana comía en su casa le dejó unos libros de divulgación de ciencias naturales escritos por Aaron Bernstein, que insistían en la relación entre la biología y la física. Ahí despegó el intelecto de Einstein hacia la física y la matemática, un intelecto hasta entonces adormecido.

A los 12 años abandonó el judaísmo. “Leyendo libros de divulgación científica pronto alcancé la convicción de que muchas de las historias de la Biblia no podían ser ciertas. La consecuencia fue una orgía decididamente fanática de librepensamiento con la impresión de que los jóvenes eran intencionadamente engañados por el estado con mentiras; un impresión aplastante”, cita Isaacson.
Uno no puede evitar pensar que los Onfray, Harris, Dawkins y Weinberg que hoy se presentan como pensadores maduros y adultos están en la fase radical que Einstein atravesó a sus 12 años.

Hay que dejar claro que los libros de Aaron Berstein no fueron culpables de esta falta de fe: sus libros de divulgación no veían incompatibilidad entre ciencia y fe. “la inclinación religiosa yace en la tenue conciencia que mora en los hombres de que toda la naturaleza, incluidos los humanos, no es un juego accidental sino un resultado de la ley de que hay una causa fundamental a toda la existencia.”
En 1929, en una cena en Berlín, teniendo casi 50 años, Einstein ya empezaba a establecerse en su postura deísta y se negó a comparar la religión con la superstición astrológica. “No puede ser, ¿no será usted religioso?”, le preguntaron. Y él respondió:
“Intente penetrar con nuestros medios limitados en los secretos de la naturaleza y encontrará que más allá de todas las leyes discernibles y sus conexiones, permanece algo sutil, intangible, inexplicable. Venerar esta fuerza que está más allá de todo lo que podemos comprender es mi religión. En ese sentido soy, de hecho, religioso.”
Es curioso que Sócrates y Platón consideraran que hasta los 50 años no se puede ser filósofo, que se necesita toda una vida de entrenamiento en las ciencias y en la vida misma para alcanzar la sabiduría básica, que el joven no puede ser sabio. Contagiaron de esta idea al pensamiento filosófico antiguo y medieval, en contraste con la vivencia cristiana de que jóvenes y niños pueden ser santos, es decir, sabios a la manera de Dios. Escándalos para griegos: Jesús niño enseñando en el templo, o el “te doy gracias Padre porque has enseñado a los pequeños lo que ocultaste a los sabios”.
Pero es en 1929, a los 50 años, cuando Einstein formula su veneración por el misterio, que es algo más que una X en una ecuación o un enigma por resolver.
La figura luminosa del nazareno
A esa edad concede una entrevista a George Sylvester Viereck, un alemán que vivía en EEUU desde niño. Einstein pensaba que Viereck era judío. En realidad, Viereck presumía de ser pariente del Kaiser y durante la Segunda Guerra Mundial le detendrían por ser propagandista de la causa alemana. En la época que entrevistó a Einstein se ganaba la vida entrevistando grandes hombres... y escribiendo poesía erótica.
--- ¿Hasta qué punto está usted influido por el cristianismo?
--- De niño recibí instrucción tanto en la Biblia como en el Talmud. Soy judío, pero estoy embelesado por la figura luminosa del Nazareno.
--- ¿Acepta la existencia histórica de Jesús?
--- Incuestionablemente. Nadie puede leer los evangelios sin sentir la presencia real de Jesús. Su personalidad palpita en cada palabra. Ningún mito está lleno de tal vida.
--- ¿Cree usted en Dios?
--- No soy un ateo. No creo que pueda llamarme panteísta. El problema implicado es demasiado vasto para nuestras mentes limitadas. Estamos en la posición de un niño pequeño entrando en una gran biblioteca llena de libros en muchos idiomas. El niño sabe que alguien debe haber escrito esos libros. No sabe cómo. No entiende los idiomas en que están escritos. El niño tenuemente sospecha que hay un orden misterioso en la ordenación de los libros pero no sabe cuál será. Esta es, me parece, la actitud de incluso el humano más inteligente hacia Dios. Vemos el universo maravillosamente ordenado y obedeciendo ciertas leyes, pero sólo tenuemente entendemos estas leyes.
--- ¿Es este un concepto judío de Dios?
---Soy un determinista, no creo en el libre albedrío. Los judíos sí creen en el libre albedrío. Creen que un hombre modela su propia vida. Yo rechazo esa doctrina. En ese tema, no soy judío.
--- ¿Es ése el Dios de Espinoza?
--- Me fascina el panteísmo de Espinoza, pero admiro aún más su contribución al pensamiento moderno porque fue el primer filósofo que trató del cuerpo y el alma como un todo, no como dos cosas separadas.
--- ¿Cree usted en la inmortalidad?
--- No. Y una vida es bastante para mí.
Einstein y el poeta bengalí Rabindranath Tagore se encontraron en 1930
y hablaron de música, arte y pensamiento (aquí en inglés).

La emoción del misterio

Einstein pronto vio que sus opiniones sobre estos y otros temas interesaban a muchos, así que en 1930 publicó un credo, “En qué creo”, apoyando a un grupo de derechos humanos. En él defendía la noción de misterio.


“La emoción más hermosa que podemos experimentar es lo misterioso. Es la emoción fundamental que está en la cuna de todo verdadero arte y ciencia. Aquel a quien esta emoción le es ajena, que ya no puede maravillarse y extasiarse en reverencia, es como si estuviera muerto, un candil apagado. Sentir que detrás de lo que puede experimentarse hay algo que nuestras mentes no pueden asir, cuya belleza y sublimidad nos alcanza sólo indirectamente: esto es la religiosidad. En esto sentido, y sólo en este, soy un hombre devotamente religioso.”
Posteriormente dio una charla en el Seminario de la Unión Teológica de Nueva York, del que salieron frases en los periódicos que se hicieron famosas. Allí es donde dijo que “la ciencia puede ser creada sólo por quienes están profundamente imbuidos por la aspiración hacia la verdad y el entendimiento”. Y que “la fuente de este sentimiento, sin embargo, brota de la esfera de la religión”. Su frase más famosa de ese día se cita a menudo: “la ciencia sin la religión es coja; la religión sin la ciencia es ciega”.


El Einstein determinista

Einstein aceptaba un Dios detrás de las leyes inmutables del cosmos. Lo que no aceptaba es un Dios con poder o voluntad de cambiar estas leyes. Para él, las leyes físicas estaban predeterminadas... y las acciones de los hombres también.
En su credo se adhirió a la frase de Schopenhauer: “un hombre puede hacer lo que quiera, pero no querer lo que quiera”. Los deseos, ilusiones, maldades y bondades de un hombre vienen dados, determinados, por leyes inmutables.
Eso no quiere decir que por razones prácticas no debamos encerrar a los asesinos, aunque filosóficamente creamos que, en realidad, no son responsables, que estaban “obligados” a asesinar.
“Sé que filosóficamente un asesino no es responsable de su crimen, pero prefiero no tomar el té con él”, declaró.
Vivir “como si fuésemos libres y éticos” (aunque no lo seamos) era la propuesta de Einstein para una sociedad más civilizada. Una especie de vivir una ficción... que funcione. Apoyó que EE-UU. desarrollara la bomba atómica para frenar el nazismo, pero luego luchó por el control de la energía nuclear. Ayudó a refugiados judíos, habló en defensa de la justicia racial, plantó cara al McCarthismo, intentó trabajar en defensa de la paz.
“Para Einstein fue la ausencia de milagros lo que reflejaba una providencia divina, el hecho de que el mundo fuese comprensible, que siguiese leyes... eso era digno de reverencia”, concluye su biógrafo Walter Isaacson.


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Artefactos










Mitos y Leyendas


La creación de Chile

"En el principio, Dios creó las maravillas del mundo. Sin embargo, cuando terminó se dio cuenta que había muchos trozos sueltos. Tenía partes de ríos y valles, de glaciares y desiertos, de montañas y bosques y praderas y colinas. En vez de dejar que estas maravillas se perdieran, Dios las dispuso todas en el lugar más remoto de la tierra. Así es como se creó Chile".

El Caleuche

Cuenta la leyenda que el Caleuche es un buque fantasma que navega por los mares de Chiloé y los múltiples canales del sur. Poderosos brujos conforman su tripulación, la que sólo navega por las noches, jamás con luz de día. Según la creencia popular las personas que han muerto ahogadas son recogidas por este misterioso barco desde las profundidades del mar para ser acogidas en la vida eterna. Si bien la embarcación brinda hogar a aquellos que han naufragado, no es igual de gentil con aquellos que se han atrevido a dirigirle la mirada de frente. Los tripulantes castigan a los ?osados? torciéndoles la boca o la espalda, e incluso en ocasiones, dándoles la muerte.
Para ocultarse de las miradas no deseadas, El Caleuche tiene la facilidad de transformarse en un simple madero flotante o simplemente hacerse invisible. Otros lo identifican como el barco que se oculta en la neblina que él mismo genera para esconderse de las personas.
No obstante, el Caleuche también puede ser compasivo. Cuando navega cerca de las costas y se apodera de ciertas personas, las lleva a visitar ciudades instaladas en el fondo del mar, revelándoles las ubicaciones de las grandes fortunas ocultas en el mar y permitiéndoles gozar de ellas con la amenazante condición de que mantengan esos secretos hasta la muerte. Si no lo hacen se exponen a ser severamente castigados por los ?brujos? tripulantes. Las malas lenguas dicen que cuando un comerciante logra hacerse de una rápida fortuna, es debido a que ha tenido contactos ocultos con el barco ¿fantasma?

El Trauco

Las miles de jovencitas y mujeres que alguna vez quedaron embarazadas sin desearlo y que, además de querer negar su estado, debían ocultar a toda costa la identidad del futuro padre encontraron la salvación y el perdón al adjudicarle la responsabilidad de ?tan ajena situación? a un famoso y conocido personaje de la mitología chilena: El Trauco.
Y es que al El Trauco se le conoce como aquel brujo, chico y feo que pasaba sus días encaramado sobre los árboles a la espera de lanzarse sobre alguna de las inocentes jovencitas que daban un paseo por el bosque. Ante la mirada ?matadora? del Trauco, las niñas -pese al miedo y las ganas de escapar- se quedaban cautivadas ante sus ojos y caían rendidas ante él, en un profundo y alucinante sueño de amor.
Al despertar, las ya no ?tan ingenuas? niñas, al ver sus ropas y sus cabellos, se daban cuenta de que estaban extrañamente desordenados y revueltos. Saben que ?algo? ha ocurrido en sus cuerpos y presas del pánico corren a sus casas a dar cuenta a sus padres de que han sido víctimas del ?hechizo? del Trauco.

La Añañuca

La Añañuca es una flor típica de la zona norte de nuestro país, que crece específicamente entre Copiapó y el valle de Quilimarí, en la región de Coquimbo. Pocos saben que su nombre proviene de una triste historia de amor...
Cuenta la leyenda, que en tiempos previos a la Independencia, la Añañuca era una flor joven de carne y hueso que vivía en un pueblo nortino. Un día, un minero que andaba en busca de la mina que le traería fortuna, se detuvo en el pueblo y conoció a la joven. Ambos se enamoraron y el apuesto minero decidió relegar sus planes y quedarse a vivir junto a ella. Eran muy felices, hasta que una noche, el minero tuvo un sueño que le reveló el lugar en dónde se encontraba la mina que por tanto tiempo buscó... Al día siguiente en la mañana tomó la decisión: partiría en busca de la mina.
La joven desolada, esperó y esperó, pero el minero nunca llegó. Se dice de él que se lo tragó el espejismo de la pampa. El hermoso joven producto de la gran pena murió y fue enterrada en un día lluvioso en pleno valle. Al día siguiente salió el sol y el valle se cubrió de flores rojas que recibieron el nombre de infeliz mujer.

La Pincoya

En una sola mujer descansa la suerte de los pescadores de la isla de Chiloé. Se trata de una sirena conocida como La Pincoya, cuya misión está profundamente ligada a la feminidad: fecundar a todos los seres vivos del mar. Así, la abundancia o escasez de peces y mariscos dependerá de sus bondades. Cuando la Pincoya sale de las profundidades del mar cada mañana y comienza su danza con los brazos extendidos mirando al mar, corresponde al anuncio de que la pesca será abundante. Por el contrario, si baila en dirección a la costa significa que los peces se alejarán. Se supone que esto sucede cuando la sirena ha estimado necesario arrastrar las riquezas del mar hacia otras zonas más necesitadas.
Para que los pescadores sean favorecidos por la Pincoya deben mantener una actitud positiva, alegre y de compañerismo. Además, deben rotar los sitios en donde pescan, ya que el abuso de extracción en un mismo lugar es considerado un motivo de enojo para la Pincoya, quien decide abandonar esa zona dejándola estéril.
Existe también otra versión que la relaciona con una ninfa de cabellos de oro que mediante sus silbidos hacía emerger desde el fondo del mar un tronco de oro macizo sobre el cual peinaba sus cabellos y el que traía prosperidad y abundancia a las costas. Durante las noches entonaba canciones amorosas que embrujaban a quienes las escuchaban.
Todos iban en busca de la Pincoya para pedirle favores, pero repentinamente desapareció del lugar. Se dice que fue robada para impregnar de buena fortuna a nuevas costas.

La desaparición de la ciudad de La Serena

Algunos dichos populares dicen: ?El amor mueve montañas? o ?El amor es más fuerte?, pero tras conocer la siguiente historia deberíamos instaurar uno que dijera: ?El amor hace desaparecer ciudades?.
Y es que la leyenda de la ?Desaparición de la ciudad de La Serena? nos cuenta la historia de Juan Soldado, un joven buen mozo y muy humilde que se enamora de la única hija del rico cacique de la ciudad. Pese al enfático rechazo de su padre, la chica se enamora de Juan Soldado y decide casarse con él. Justo en el momento en que el cura iba a dar inicio al sacramento, en la iglesia se comenzó a sentir un fuerte alboroto. Todos los presentes comentaron que se acercaba a la ciudad el padre de la novia, con la firme intención de matar a los futuros esposos para luego, incendiar y destruir toda la ciudad.
Nadie sabe qué, ni cómo pasó, pero el asunto es que cuando el padre enfurecido pisó los alrededores de la ciudad, ésta de pronto se desvaneció, se esfumó.
Acompañado de sus soldados recorrió a caballo montes y praderas, pero todo era un peladero. La ciudad no estaba. Había desaparecido.
Cuentan que, a veces, por lo general los sábados, las personas que pasan cerca del lugar donde estaba emplazada dicha ciudad, se escuchan música y canciones. Otros dicen que para viernes Santo la ciudad se hace visible a los que la contemplan desde lejos, pero la imagen comienza a desvanecerse en la medida en que la gente se acerca a ella.


Fuente: www.chile.com

Fábulas


El perro que suelta la presa

(Fábula de La Fontaine)

En cierta ocasión un perro cruzaba un río.

Desde el puente, miró hacia abajo y en el agua vio reflejado el carnoso hueso que llevaba apretado entre sus propios dientes.
Sin pensarlo, soltó la presa que tenía y se lanzó al agua para apoderarse del hueso que vio en el agua.
A duras penas pudo salir, por poco termina ahogado ya que la corriente lo arrastró y se llevó con ella el hueso que tenía seguro entre sus dientes y nunca encontró la imagen que quiso rescatar.

MORALEJA: No hay que despreciar lo seguro por aquello que es ilusión.



El jardinero y su amo

(Tomás de Iriarte)

Había una vez un joven jardinero que estaba a cargo de un gran jardín con una hermosa fuente de peces, toda rodeada de árboles y flores.
El muchacho estaba tan preocupado de que las flores crecieran sanas y bellas que, sin darse cuenta, se olvidó de cuidar de los peces de la fuente.
Entonces, el dueño de casa lo llamó y le dijo:
— Aunque me gustan las flores, también quiero a mis peces. Por favor no los descuides.
Y, como el jardinero era una persona muy diligente, puso el mayor de los cuidados en los peces y en su fuente. Pero se afanó tanto en esta tarea que muy luego descuidó las flores.
Entonces, el dueño de casa lo volvió a llamar y lo reprendió de nuevo:
— Amigo mío, para que yo pueda considerarte un buen jardinero debes cuidar tanto de mis flores como de mis peces. Apréndelo bien.
Y al joven jardinero nunca más se le olvidó.

¿Qué enseñanza podemos sacar de esta fábula?
Cuando perfecciones una obra o te dediques con pasión a ella, preocúpate de que no sea a costa de descuidar o aruinar otra.


Un oso entre dos amigos

(Féliz María de Samaniego)

Había una vez dos pequeños amigos que paseaban tranquilamente por la espesa arboleda de un bosque, cuando de pronto apareció ante ellos un enorme oso que los asustó mucho.
El animal avanzó de modo decidido hacia los niños y entonces uno de ellos corrió y se subió rápidamente a un árbol, sin pensar siquiera si su amigo necesitaba ayuda.
El otro, aterrorizado, se dejó caer en el suelo y, fingiéndose muerto, contuvo la respiración dejando que el oso lo olfateara.
Como el oso lo creyó muerto (y, según se cuenta, a los osos no les gusta alimentarse de cadáveres), se alejó pacíficamente sin hacerle daño.
Entonces el niño del árbol bajó a abrazar a su amigo y le dijo:
— Me pareció que el oso te decía algo al oído. ¿Qué fue?
— Así es, contestó el otro. Me ha revelado un valioso secreto y es éste:

No confíes en aquellos amigos que cuando te ven en dificultades te abandonan.



El sol y las ranas

(Fábula de La Fontaine)

Muy asustadas, las ranas de una pequeña laguna se reunieron en consejo.
Les habían informado que, desde ese día en adelante, el Sol calentaría a la Tierra sólo durante seis meses en el año. El resto de los meses serían de oscuridad y frío.
–¿Qué podremos hacer? –se quejaban amargamente. Se secarán las lagunas, los charcos y los ríos. No podremos disfrutar de nuestra actual y placentera vida; desaparecerán los insectos que nos alimentan. No es justo; debemos protestar.
En eso estaban, cuando desde lo alto, una voz les preguntó:
–¿Están protestando porque su propio bienestar terminará?
–Sí –respondieron a coro todas las ranas.
–¿Sólo por ustedes protestan..., para su bienestar desean que el Sol siga alumbrando y calentando la Tierra durante todo el año?
–¿Y tendríamos que desearlo por alguien más? –preguntaron, a su vez, sorprendidas, las ranas.

Moraleja: Cuando estamos en problemas, somos tan egoístas que sólo pensamos en nosotros mismos y nos olvidamos del prójimo.


La rana y la gallina

(Tomás de Iriarte)

Desde su charco una parlera rana oyó cacarear a una gallina.

–Vaya –le dijo–, no creyera, hermana, que fueras tan incómoda vecina. Y con toda esa bulla, ¿qué hay de nuevo?
–Nada, sino anunciar que pongo un huevo.
–¿Un huevo solo? ¡Y alborotas tanto!
–Un huevo solo; sí, señora mía. ¿Te espantas de eso cuando yo no me espanto de oírte como graznas noche y día? Yo, porque sirvo de algo, lo publico; tú, rana, que de nada sirves, calla el pico.

MORALEJA: Si tienes que alardear por algo, que sea por algo útil.