lunes, 29 de junio de 2009

Muchos maestros


Como seres humanos, somos entes pensantes, capaces de razonar, sentir, discernir; que a la vez nos diferenciamos entre nosotros por género, por edad, rasgos físicos, psíquicos e internos. De acuerdo a todas estas cualidades, surge la necesidad del hombre por relacionarse con seres de su misma especie, por lo que, nacen las relaciones interpersonales, uniones entre personas que se llevan a cabo por distintas similitudes que puedan existir entre ellas, sean estas situaciones, gustos, formas de pensar, en fin, maneras de enfrentar la vida; conjuntamente con esto, surgen los sentimientos por las personas como la simpatía, el agrado, el cariño y a veces el amor, lo que se complementa con la empatia, la confianza, el hecho de comprender a alguien, la complicidad que pueda surgir o simplemente la necesidad de estar con alguien.
Todo esto nos lleva a conocer a personas que pasan por nuestras vidas, las cuales algunas pasan desapercibidas, sin mayor participación y otras que llegan a ser tan importantes, que cumplen un papel fundamental en nuestro diario vivir. Y es así como nacen los conocidos, los amigos o las parejas, y surgen también, los distintos maestros que cada uno de nosotros tenemos, son ellos a quienes observamos, escuchamos y de quienes aprendemos, como también hay quienes aprenden de nosotros.
Comenzando por nuestros padres, ellos son nuestros primeros maestros, nos enseñan a dar el primer paso, a decir la primera palabra, a discernir entre lo bueno y lo malo, a crecer sobre una base de amor, respeto, confianza, fraternidad; nos muestran, nos guían, nos encaminan a como vivir la vida.
Después de esto, como personas sociales que somos, comenzamos a conocer gente, y aparecen personas a las que de acuerdo al grado de conocimiento que tengamos de ellas, a la fiabilidad que se produzca, a los temas en común y a la necesidad de compartir con alguien mas, es que a estas personas las denominamos amigos, y de acuerdo a las vivencias y al tiempo en común que se comparten empiezan los juicios de valor hacia cada uno, el hecho de aprender uno del otro, el valorizar los logros del otro como también el aceptar cuando nos corrigen, nos hacen ver nuestros errores, entre muchas otras cosas, y es así, como estas relaciones van madurando y se fortalecen, y es como nosotros vamos aprendiendo de los demás, sacando enseñanzas y creciendo con las situaciones, los momentos y las personas que participan día a día en nuestras vidas.
Hace exactamente tres meses, en mi vida dejo de existir uno de mis maestros, el que sin mayores estudios pero con muchas vivencias, ganas de que todos aprendiéramos de el, entregando su sabiduría y conocimientos, su disposición de brindar una mano, un consejo, una palabra de aliento o un simple abrazo, de ayudar a alguien sin esperar nada a cambio, era de esas personas que el solo hecho de escuchar su risa le levantaba el animo a cualquiera. Como todos, tenía defectos y virtudes, y tanto en mí como en muchas otras personas, dejo una enseñanza, una huella….
Entre tantas cosas que el me enseño, por ejemplo esta que no hay termino medio en la vida, es si o es no; me ayudo a crecer aun mas como persona y como vendedora, fortaleció aun mas mis valores, me enseño que todo tenia solución, por muy difícil que fuera encontrarla; creía en mi sin dudarlo. Me faltaría tiempo para contar todo lo que el me enseño, lo que aprendí y que hoy lo llevo a la practica; pero entre esas tantas cosas, hay algo que aprendimos entre los dos y que varias veces llevamos a la practica juntos, y es que no hay mejor manera de aceptar un problema, de superarlo o simplemente de olvidarlo, aunque sea por un momento y por muy grande que fuese, con un buen tinto y un buen blanco, con un buen grupo de amigos y jugando una partida de cacho.
El se fue y lamentablemente para siempre, pero entre sus recuerdos dejo sus vivencias, sus anécdotas, su inolvidable voz radial; pero sobretodo nos dejo la muestra de su fuerza, con la que soporto los vaivenes de la vida, y con la que se levantaba después de cada caída.
El ya dejo de enseñarme, por que a lo mejor cumplió su ciclo, pero yo no dejare de aprender, aun queda mucho camino por andar…
El era uno de mis maestros, ¿Quiénes son tuyos?

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